Edwin Chota Valera, Jorge Ríos Pérez, Leoncio Quincima Meléndez, y Francisco Pinedo, del pueblo Asháninka, fueron asesinados el 1 de septiembre en la localidad de Alto Tamayo-Saweto, aparentemente por madereros ilegales. Ante este hecho, sus viudas llegaron a Lima a reclamar justicia y ayuda al Estado.
Liderados por Chota Valera, los asháninka lucharon durante años para obtener el reconocimiento legal de su territorio y denunciaron reiteradamente las concesiones forestales y de tala ilegal en tierras reclamadas por la comunidad Alto Tamayo-Saweto. Por ello, Edwin Chota tenía numerosas amenazas de muerte, motivo que lo obligó a buscar refugio en la frontera con Brasil y solicitar protección de las autoridades peruanas.
Sin embargo, esta protección nunca llegó, al contrario, cobró la vida de los 4 hermanos asháninka, quienes defendían incansablemente sus territorios ante el avance de la amenaza de despojo de sus bosques. Además de perder sus vidas, los hermanos dejaron en orfandad a sus esposas e hijos.
Por ello, sus viudas llegaron a Lima esta semana para hablar con las autoridades pertinentes y solicitaron la divulgación de este pronunciamiento:
El Estado Peruano está mostrando señales de buen acercamiento a la comunidad de Saweto, y ha ofrecido alguna ayuda social a nuestras necesidades aquí en Lima. Pero no vamos a olvidar las razones por las que hemos viajado a Lima para hablar con los poderosos que dirigen nuestro país.
- Nuestros maridos murieron porque el gobierno no respondió a nuestras demandas de titularidad de nuestras tierras tradicionales.
- Nuestros maridos solo deseaban vivir en paz y armonía con la naturaleza. Pero como dijo Edwin Chota, no nos vamos sentar con los brazos cruzados mientras los madereros entran y destruyen nuestros bosques. Y no importa cuántas veces les pedimos ayuda a las autoridades, nadie vino a ayudarnos a proteger nuestros bosques que no son nuestros por la ley.
- Buscamos la justicia para nuestros muertos y queremos que los culpables sean castigados-todos los que son responsables.
- Sentimos que el Estado nos ha abandonado.
- Protegemos los ríos y los árboles, pero para hacer esto, necesitamos de nuestros derechos.
- Queremos reforestar con caoba y cedro en los lugares donde han desaparecido.
- Necesitamos urgentemente nuestro título con el fin de continuar protegiendo el bosque. Sin los bosques, vamos a pasar hambre. Los bosques son nuestro alimento. Vamos a perder nuestra agua y nuestro aire.
- No queremos las concesiones en nuestras tierras porque los madereros talan los árboles, y contaminan las aguas. Le hemos dicho al Congreso que no queremos ver más sangre. Pero queremos justicia, y queremos el título de nuestra tierra. Es por eso que nuestros maridos murieron. Ahora el gobierno tiene que hacer el trabajo que no han hecho antes. Tienen que proteger a nuestro pueblo al darnos nuestros derechos.
Nos ha llevado cinco días en barco a Pucallpa, adonde nos quedamos casi un mes, por miedo de las amenazas de los que mataron a nuestros esposos. De allá viajamos por avión. Nuestros niños están enfermos, y estamos cansados.
Pero sabíamos que teníamos que venir. Estamos aquí para exigir justicia; estamos aquí para reclamar el título de nuestra tierra, y estamos aquí para exigir servicios de salud y educación que todos los peruanos tienen derecho.
También queremos una manera de apoyar a nosotras mismos. Estamos pidiendo fondos para construir un tambo que permitirá a las mujeres que se unen para hacer artesanías que podemos vender.
Nosotros, los asháninka tratamos de proteger los bosques; es nuestra medicina, nuestra comida, nuestra casa. Pero el gobierno no se preocupa por nosotros ni los bosques. Ellos venden nuestras tierras, y no les importa lo que hacen con ellos.
¿Quieren que todo el mundo sea como es aquí, en Lima, esta ciudad calva, sin árboles? Y además se está quedando sin agua.
El gobierno se preocupa sólo de su bolsillo, ellos aman el dinero, pero no a su gente. Miramos a nuestros hermanos en Brasil, donde son atendidos mucho mejor que nosotros. Somos marginados en el Perú, y las autoridades están a favor de los madereros ilegales.
¿Si destruyen los bosques, donde vivirán nuestros hijos y nietos? Queremos criar a nuestros niños en los bosques. No en esta ciudad, donde se enferman.
Julia Pérez Gonzales, esposa de Edwin Chota
Egilia Rengifo López, esposa de Jorge Ríos
Lita Rojas, esposa de Leoncio Quincima
AIDESEP se solidariza con las hermanas a Asháninka al exigir justicia por la muerte de sus esposos, guardianes de los bosques indígenas. Por ello, exigimos, junto a sus pedidos, la titulación de tierras de las comunidades indígenas. ¡Basta de muertes! ¡La titulación de tierras es un derecho!