El viernes 5 de mayo se produjo el trágico deceso de la hermana Margarita Flores, cuyo nombre en idioma era Xapon Jaha (madre del algodón). Ella fue una de las sabias del pueblo Amahuaca y fundadora de la comunidad San Juan de Inuya, que se ubica por la cuenca del río Inuya, en el distrito de Antonio Raymondi, provincia de Atalaya (Ucayali).
Xapon Jaha era una artesana, cuyas manos sabias realizaban tinajas, micahuas y hamacas. Con su muerte se han perdido los conocimientos que ella resguardaba y mantenía vigentes.
De acuerdo a la información difundida, la sabia presentaba síntomas de una enfermedad bronquial o dengue que, de haber recibido la atención oportuna, pudo haberse detectado y tratado.
Sin embargo, de acuerdo a la Federación Indígena del Alto Río Inuya – Mapuya (FIARIM), base de la Coordinadora Regional de los Pueblos Indígenas Atalaya (CORPIAA), en el puesto de salud del caserío Inmaculada no hay medicamentos ni personal de salud adecuado para garantizar la atención de los hermanos y hermanas que viven por las cabeceras de los ríos Inuya y Mapuya, situación que ya ha sido denunciada en múltiples ocasiones. Y otro puesto de salud ubicado en el caserío de Floresta, a donde llega la dotación de medicamentos, se encuentra muy alejado.
“No hay kits de medicamentos ni personal de salud en el sector para atender a las comunidades de nuestra jurisdicción. Se trata de articular con las entidades del Estado para llevar a cabo una atención integral a las comunidades de los pueblos Amahuaca y Yaminahua”, precisa Gino Machay, vicepresidente de Federación Indígena del Alto Río Inuya – Mapuya (FIARIM), que representa a la comunidad nativa San Juan de Inuya.
Desde la Asociación Interétnica de Desarrollo de la Selva Peruana (AIDESEP) expresamos nuestras condolencias a la familia de Xapon Jaha, a su comunidad y al pueblo Amahuaca por la irreparable pérdida de la sabia.
Asimismo, exigimos al Ministerio de Salud que tome medidas urgentes para garantizar que los puestos de salud de la Amazonía estén implementados y cuenten con el personal de salud adecuado y de manera permanente. Además, pedimos que se instale un puesto de salud en una comunidad cercana a la cabecera del río Inuya para que no se vuelvan a producir más muertes de hermanos y hermanas indígenas por falta de atención médica.