Por Jorge Pérez Rubio, presidente de AIDESEP.
Trancurrieron más de cien años desde que los sabios indígenas del pueblo Huitoto Murui poseían conocimientos extraordinarios y sobrenaturales. Tantos otros pueblos tenían lo suyo, admitía mi abuelo. Su declive fue acelerado por la evangelización y la prohibición prolongada del uso y el ejercicio recurrente, dejando a su paso el imbatible muro de la discriminación y el olvido. La transmisión generacional, en consecuencia, fue interrumpida, disminuidoa y ataviada por la consiguiente enseñanza proveída en las escuelas cristianas. Imposible no mencionar la ruptura de la columna vertebral que la aberrante y genocida época del caucho infligió al refulgente proceso cultural propio de entonces.
Los esfuerzos de investigadores y exploradores hicieron posible conocer, a la luz de nuestros días, la diversidad, jerarquía y efectos de los conocimientos vernaculares. También la tecnología de la información y la comunicación frenó la velocidad de la decadencia, permitiendo la recopilación y documentación de importantes fragmentos de los vastos saberes.
El antropólogo y lingüista suizo Jürg Ulrich Gasche (1940 Suiza – 2020 Perú) ―le llamábamos izo (tío) Jorge Gasche por respeto y admiración― dedicó más de media vida a investigar y demostrar que la sabiduría huitoto murui ―por antonomasia, echó luz al universo de la cultura de otros pueblos indígenas para develar su hermosa y riquísima dimensión― es profunda, poética, filosófica, figurada y a la vez pragmática en la creación de ecosistemas de vida y cambios dinámicos para remontar la valla del peligro. Decía izo Gasche: “tengo grabado el discurso de tres horas y media sobre el origen de la tierra y sus alrededores (binie kumuillano) y otros géneros cognitivos, entre ellos sagrados que los sabios disertaban únicamente en actos ceremoniales para rendir homenaje a la semilla, la cosecha y la abundancia de comida, la inauguración de una maloka, la bienvenida de un ser totémico y otros acontecimientos que se constituyen vitales en el desarrollo de la cultura y la vida saludable”. Asimismo, ―seguía contando izo en el mambeadero (lugar de diálogo) con buena dosis de coca y tabaco en ingesta, en reciprocidad― decía que los sabios y ancianos de quiénes recibió generosamente los conocimientos ancestrales murieron pocos años después. “Probablemente, conmigo los abuelos sabios debieron haber cumplido el deseo de asegurar la transmisión de saberes hacia otras latitudes y generaciones donde en algún momento volverá a amanecer la palabra”.
Quedamos todos maravillados y con miles de preguntas sin respuesta porque los que deberían responder ya no estaban con nosotros sino ulteriores representantes consanguíneos y líderes que procuran mantener vigente el brillo de la milenaria cultura Huitoto Murui. En un fragmento del discurso sobre el origen se refiere, por ejemplo, a la posada del conocimiento universal basado en el “canasto de la sabiduría” del cual los seres humanos están logrando acceder poco a poco. Dónde estaría ubicado este tejido conteniendo los saberes del mundo, cómo los sabios o n+mairamas (sabio de más alto nivel) lograban llegar a él, qué tipo y cantidad de conocimiento estarían en el cesto organizado ―tal como reza el discurso de origen― en una especie de panal con celdillas de colores relucientes. Descifrar e interpretar con respetable aproximación la totalidad del discurso tardaría muchas horas, días o semanas. “Teniendo en cuenta que su construcción es metafórica y con abundante simbolismo ―dijo izo Gasche― la respuesta exacta de las preguntas a estas alturas de la civilización solo puede ser encontrada a través de las plantas maestras: coca, tabaco, ayahuasca y yajé”.
Si hubieran sabido escribir los historiadores murui, habrían contado con el lente de la verdad y con detalle cómo hacían los n+mairamas y guerreros, por ejemplo, para viajar por el espacio aéreo en naves fabricadas con el poder del discurso de origen. Cómo hacían levitar los pilares de madera dura de más de quinientos kilos para que una sola persona pueda maniobrar en la construcción de la maloka. Hay muchos hechos similares y reales que enumerar, de extraordinaria tesitura. Recientemente (julio 2023), cómo sobrevivieron 40 días en la selva colombiana los cuatro niños huitotos murui perdidos, quizá la selva no es enemiga sino amiga de los pueblos indígenas por la incansable y armoniosa coexistencia durante siglos, porque estamos y debemos estar juntos el hombre y el bosque para salvar el mundo de las embestidas muy bien conocidas.
La revitalización y la práctica extendida y profunda de la cultura Huitoto Murui y de otros pueblos indígenas deben convertirse en una prioridad para el Buen Vivir en el territorio ancestral, consiguientemente para fortalecer el esfuerzo global orientado a detener la destrucción de la Amazonía.
Originalmente publicado en: Http://irapay.blogspot.com