En aumento: intención descubierta y encubierta de acabar con la protección indígena del bosque

Por: Jorge Pérez, presidente de AIDESEP.

No será posible acabar con la protección indígena del bosque amazónico sin matar o sobornar a sus dirigentes. Esta sentencia contextual y macabra es muy bien conocida y aplicada por las organizaciones formales, también por el crimen organizado de los rubros de la explotación de los recursos naturales y tenencia de tierra. El tiempo así lo ha demostrado desde la época del caucho (1885 – 1915) hasta la vigente y descontrolada proliferación de la demanda de los productos maderables, minería aluvial, monocultivos y cultivos ilícitos. En 30 años, que duró el auge de la goma de shiringa, murieron más de 60 mil indígenas y en los últimos 10 años fueron asesinados 25 líderes defensores del territorio ancestral (08 de Ucayali, 06 de Junín, 01 de San Martin, 02 de Madre de Dios, 01 Loreto, 04 de Huánuco, 01 de Amazonas, 02 de Pasco. Fuente: SAAT/CIPTA/AIDESEP).

Luz Mery Añez, lideresa Yine de la comunidad Nueva Oceanía, ubicada en la zona alta del río Tahuamanu en Madre de Dios, narró de un hecho siniestro sucedido en este lugar. Entonces, los habitantes de esta comunidad habían viajado aguas abajo para celebrar el aniversario del distrito, el 7 de junio del año 2012. Discurrían en paz los días deshabitados en la comunidad hasta que fue socavada por el incendio de 18 viviendas, la totalidad de los hogares y pertenencias de los humildes pobladores indígenas fueron convertidas en ceniza. Nunca podría haber sido un hecho natural, las casas estaban separadas entre 30 metros y hasta más, no había ninguna posibilidad de que el fuego se expandiera de un inmueble a otro.  No muy tarde se dio con la verdad. La empresa maderera Canales Tahuamanu – Catahua SAC habría urdido el desalmado y miserable percance. En consecuencia, el objetivo de escarmentar y arrodillar a la comunidad frente a la disputa de posesión ancestral del vasto territorio ha sido un fiasco. La concesión forestal de la empresa es reciente y se superpone al territorio originario del pueblo Yine y de los Mashco Piro, este último está todavía en situación de aislamiento voluntario. Si la razón y la verdad está de lado de Oceanía, no es suficiente para que los comuneros puedan vivir tranquilos, esta concesionaria seguirá lanzando dardos incendiarios, amenazando de muerte a sus líderes y acosándolos legalmente, hasta lograr eliminar este parapeto humano que impide el ingreso a los ricos territorios que habitan los Mashco Piro, aguas arriba del Tahuamanu.

El espíritu criminal y maquiavélico de Catahua SAC es análoga a las de otras firmas que utilizan el poder económico para salir libre de fundamentadas incriminaciones. Corrompen autoridades, dirigentes gremiales, líderes de opinión para allanar el terreno del saqueo, para legislar y sentenciar a favor de intereses que muchas veces causan la muerte y ponen en serio peligro la vida humana, la biodiversidad, la fuente de agua limpia y eleva la temperatura de los conflictos sociales.

Oceanía es un uno de los tantos casos que pone de manifiesto la intención descubierta y encubierta de acabar con la protección indígena del bosque. Sin embargo, los pueblos indígenas amazónicos no están dispuestos a ceder ante el dolor y la muerte sino robustecer el control del territorio proveedora de vida, cultura propia  y bienestar sostenible para nosotros y el mundo.

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