La muerte anunciada de Edwin Chota… 

El 1ero de setiembre, una lamentable noticia lleno los rostros de lagrimas y dolor de cuatro mujeres que veían en sus esposos a los hombres que protegerían su hogar y el de su comunidad, por siempre; temerosas y con el coraje que llevan en las venas estas cuatro viudas viajaron por río durante cinco días para denunciar la muerte de edwin Chota, Leoncio Quinticima Meléndez, Francisco Pinedo y Jorge Ríos Peréz, a manos de madereros ilegales.

La noticia de una muerte anunciada a todas luces, se había hecho realidad. Edwin Chota activista y defensor del bosque junto a sus hermanos indígenas habían sido asesinados de la manera más  cruel y brutal. Durante más de 10 años ese líder indígena en su afán de proteger lo que por derecho le pertenecía y que tanto la Constitución Política y los Convenios Internacionales reconocen, trató por todos los medios de titular su comunidad Anto Tamaya – Saweto, lamentablemente sin obtener resultados positivos.

Toco las puertas de innumerables instituciones tanto publicas como privadas en busca de una solución a tan letal atentado contra el bosque; para comprender la conexión que existe entre el hombre indígena y la tierra, habría primero que comprender su cosmivisión, los pueblos indígenas ven en el territorio no sólo el lugar dónde viven, sino el sitio de donde provienen, dónde se alimentan, dónde obtienen sus medicinas y herramientas de trabajo, además de la conexión que tienen con la naturaleza y los animales, una conjugación de aspectos, que para el ciudadano “occidental”, es muy dificil de comprender.

La conexión que existe entre los pueblos indígenas y el territorio es tan fuerte que los mismos líderes indígenas así como Chota, son capaces de dar la VIDA, por defenderla; ya lo hemos visto en el 2009, cuando líderes awajún y wampis, en defensa de su territorio contra decretos legislativos que atentaban contra sus derechos colectivos se movilizaron y le dijeron al mundo estero “Aquí estamos, y vamos a defender nuestro territorio, aún a costa de nuestras VIDAS”, un mensaje fuerte, claro y que refleja el fiel compromiso que tienen con su “CASA GRANDE”.

Por ello no es ajeno escuchar cómo una jóven madre de tres pequeños, golpeada por la pérdida de su padre (Jorge Ríos), lejos de amilanarse y tener miedo, dice con firmeza, que continuará la lucha de su padre. “Mi papá ha venido luchando muchos años, lamentablemente le han hecho esas cosas y esta muerto, pero nosotros no vamos a dar pie atrás, vamos a seguir hasta que logremos su objetivo… TITULAR”.

Diana Ríos, joven promesa de líderazgo indígena, no le teme a la muerte y continuará luchando, junto a su madre y las demás viudas, por que su comunidad sea titulada.

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