“De qué vamos a vivir, qué vamos a dejar a nuestros hijos”, se preguntó el comunero Carlos Mariano Álvarez, al reclamar por la destrucción de los bosques en la comunidad nativa Arazaire, donde se realiza una intensa actividad minera a raíz de las áreas concesionadas por el Estado a terceros.
Álvarez, recordó que antes en toda esta zona se realizaba minería artesanal. La creciente del río dejaba oro en las riberas y se trabajaba con carretillas, pero no se destruían los bosques. Ahora no hay nada. Solo se observa a mineros que trabajan con maquinaria pesada como excavadoras y dejan cerros de cascajo.Recalcó que la carretera Interoceánica ha sido un error, pues en lugar de progreso, las comunidades están peor. Antes el agua era cristalina ahora está sucia. Tampoco hay pescado ni animales como sajinos y ronsocos para cazar. “Siempre hemos reclamado, pero las autoridades no nos hacen caso. Los mineros no respetan a la comunidad. En Puno y Juliaca se hacen respetar, pero aquí como mis paisanos son humildes, abusan”, señaló. “La minería va a convertir en desierto y de aquí a 10 años no va a ver trabajo ni bosques y la gente de qué va a vivir, qué vamos a dejar a nuestros hijos, vamos a dejar terreno malogrado que no sirve ni para sembrar un plátano”, sentenció. Según dijo, serían más de 100 hectáreas las que han sido destruidas por la minería. La comunidad nativa está ubicada entre los distritos de Huaypetue e Inambari en las provincias del Manu y Tambopata, respectivamente.