Entre septiembre y noviembre de 2023, los incendios forestales arrasaron alrededor de 100 000 hectáreas del territorio indígena Tacana I, afectando a más de 15 comunidades ubicadas en el norte del departamento de La Paz, Bolivia.
En esta entrevista, Miguel Chipunavi Suárez, autoridad del Consejo Indígena del Pueblo Tacana (CIPTA), relata el impacto de este suceso sin precedentes, las acciones que están impulsando para proteger su territorio y cómo el cambio climático está transformando la vida en sus comunidades.

Foto: AIDESEP
¿Quiénes conforman la Nación Tacana y dónde se ubica su territorio?
Soy Miguel Chipunavi Suárez, soy dirigente de la Nación Tacana en Bolivia, que se encuentra en el departamento de La Paz, en el norte, en la provincia Abel Iturralde, en los municipios de San Buenaventura y Ixiamas.
La Nación Tacana tiene 405 000 hectáreas tituladas a favor del pueblo Tacana, con personalidad jurídica y títulos en Derechos Reales. Comprende 23 comunidades que conforman el Consejo Indígena del Pueblo Tacana.
No tenemos la exactitud del número de familias del pueblo Tacana porque muchas veces dependemos del registro del censo poblacional. Muchos no sabemos dónde inscribirnos correctamente.
En Bolivia, te asignan una mesa y te dicen que te registres ahí, pero no se especifica si es para pueblos indígenas o para población urbana. Eso hace que perdamos cifras de población indígena y que las cifras urbanas aumenten.
¿Qué impacto tuvieron los incendios forestales de 2023 en su territorio y en las comunidades Tacana?
El 2023 fue un golpe muy duro para nosotros como Nación Tacana, por las comunidades indígenas que la conforman. Sabemos que el fuego ha sido utilizado ancestralmente por nuestros abuelos para dar fuerza a los cultivos que sembraban.
Pero el 2023 fue un evento muy admirable, en el mal sentido, algo que nunca había sucedido en el territorio en esa magnitud. Habíamos visto incendios en otras partes del mundo, pero jamás así en nuestro territorio.
Lo que normalmente nos afectaba eran las inundaciones, que sabíamos que llegaban entre enero y marzo. Pero los incendios no los esperábamos. Nos cogieron totalmente desprevenidos. El impacto fuerte fue la pérdida de cultivos, fauna, flora y vida silvestre.
Las comunidades indígenas viven dentro del bosque amazónico y salen a la ciudad solo para conseguir cosas como azúcar o aceite, pero con los incendios no tenían carne ni alimentos como yuca, arroz, plátano. Todo eso lo cultivan para su consumo. Lo perdieron todo porque no estaban preparados para ese tipo de evento.
¿Qué medidas tomaron ante los incendios y qué acciones están impulsando actualmente para proteger su territorio?
Después del incendio, hemos venido preparándonos con oenegés aliadas, porque con el gobierno es muy burocrático. Las ayudas llegan después del suceso, no durante. Por eso estamos trabajando con aliados para que las ayudas sean efectivas y rápidas hacia nuestras comunidades.
Ahora, con ellos, estamos buscando equipamiento para preparar a las comunidades. Queremos crear cuadrillas de bomberos que estén listas para cualquier evento futuro. Hay comunidades bastante alejadas de la Casa Grande del pueblo Tacana y no se puede llegar de inmediato cuando hay incendios. A veces toma días, y en ese tiempo puede pasar de todo.
Por eso estamos dotando a las comunidades más dispersas con stock de equipos de bomberos para que estén preparadas tanto para incendios como para inundaciones. También estamos entregando semillas de cultivos y capacitando a las comunidades para que sean resilientes, para que si vuelve a ocurrir un incendio o una inundación, tengan semillas para sembrar y producir alimentos a corto plazo.
¿De qué manera ha alterado el cambio climático la vida en sus comunidades?
Ya sabemos que el tiempo de incendios nos llega a partir de abril, mayo, agosto. Mientras que enero, febrero y marzo eran épocas de lluvia. Pero en 2023 fue totalmente diferente. Esperábamos lluvias en enero, febrero y marzo, pero no fue así. Fue un tiempo totalmente seco.
Eso cambió nuestra prevención. Antes decíamos: “no podemos quemar en estos meses porque hay lluvia”. Pero ahora no hubo lluvias, hubo más incendios. Las plantaciones se secaron. Ha sido un cambio muy fuerte en la vida alimentaria de las comunidades y pueblos indígenas.
Ahora tenemos mochilas matafuegos, pero no es suficiente. Si vuelve un incendio de esa magnitud, no estamos todavía preparados como quisiéramos. Estamos buscando equipos más efectivos: tanques para transportar agua, máquinas para abrir cortafuegos. Es nuestra Casa Grande y tenemos que protegerla.
Mira la entrevista completa aquí: https://www.facebook.com/aidesep/videos/1293307562437316