Denuncia pública y urgente llamado a los gobiernos y a la sociedad civil frente a la depredación de los peces en el río Putumayo

Por Arlen Ribeira, presidente de FECONAFROPU.

La gente tiene miedo de denunciar debido a las amenazas y el peligro al que se enfrentan. Sin embargo, como nativo del Putumayo es mi deber proteger a mis hermanos indígenas.

En ocasiones anteriores, como presidente de la Federación de Comunidades Nativas Fronterizas del Putumayo (FECONAFROPU) ya había advertido sobre el drama que viven las comunidades indígenas debido a la escasez de peces, causada por el sistema de arrastre utilizado por los pescadores colombianos a través de los ‘cuatos fríos’.

Estas preocupaciones aún continúan. En mi reciente viaje del día 28 de septiembre de este año por la zona baja del Putumayo, he escuchado el clamor de los indígenas peruanos y colombianos que están asentados en la orilla del río Putumayo, quienes expresaron serias preocupaciones sobre el agotamiento de las poblaciones de peces, que es su principal fuente de sustento.

Las instalaciones de almacenamiento en frío, conocidos en el Putumayo como “cuartos fríos”, en las lanchas colombianas están permitiendo prácticas de pesca destructivas a gran escala. Este método de “arrastre” está agotando las poblaciones de peces, lo que hace que los peces desaparezcan a un ritmo alarmante, afectando gravemente la seguridad alimentaria.

Además, las comunidades no pueden pescar de noche por miedo a las “trampas” del cuarto frío colocadas por los pescadores colombianos. Estas trampas están ocultas sobre las orillas de los ríos y las layas y pueden causar lesiones graves a cualquiera que las cruce.

Recientemente el dirigente de FECONAFROPU, Manuel Tamani, y otro miembro de la comunidad indígena Flor de Agosto fueron víctimas de estas trampas y sufrieron graves lesiones. Sin acceso a una atención médica adecuada y al no contar con los recursos necesarios para trasladarse a un centro de salud se vieron obligados a hacer frente a sus heridas sin tratamiento adecuado. Esta falta de acceso a la atención médica agrava los peligros que enfrentan a diario los pescadores indígenas.

Esta situación ha ocasionado que las comunidades se sientan impotentes y atemorizados para salir a pescar y también porque las autoridades locales no están interviniendo para regular o detener estas prácticas nocivas. Ante esta grave situación, es fundamental que las Organizaciones No Gubernamentales (ONG) ambientalistas, así como los gobiernos de Perú y Colombia brinden apoyo a las comunidades indígenas. Necesitan asistencia para vigilar y controlar sus territorios de manera más eficaz a fin de evitar un mayor agotamiento de las poblaciones de peces y garantizar la seguridad de su población.

El apoyo debe incluir recursos para la atención médica, el transporte para emergencias médicas y patrullas para protegerse contra las prácticas de pesca ilegal que ponen en peligro tanto el medio ambiente como a los miembros de las comunidades.

Foto Feconafropu Denuncia pública y urgente llamado a los gobiernos y a la sociedad civil frente a la depredación de los peces en el río Putumayo

El dirigente indígena de la FECONAFROPU, Manuel Tamani, fue víctima de las trampas en los
ríos por los pescadores en la modalidad de cuarto frío.

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