Un estudio demuestra que los anillos del Ficus insipida registran la presencia de mercurio en zonas afectadas por la minería aurífera artesanal
Un reciente estudio científico ha confirmado que ciertos árboles amazónicos pueden funcionar como sensores naturales para rastrear la contaminación por mercurio derivada de la minería ilegal de oro.
La investigación, difundida por El País en su sección América Futura, destaca el potencial del Ficus insipida, una especie tropical común en América Latina, para acumular mercurio en sus anillos de crecimiento. Esto permite documentar la exposición ambiental a este metal pesado durante décadas.
El estudio se centró en Madre de Dios, región peruana con una de las industrias de minería ilegal más grandes del mundo.
Allí, entre 100.000 y 200.000 mineros informales utilizan mercurio para separar el oro del lodo, generando una crisis ambiental silenciosa.
Los árboles analizados en localidades como Boca Colorado y Laberinto, cercanas a las zonas de quema de amalgamas (mezcla que se forma al contacto del mercurio con oro o plata, y permite recuperar el metal), mostraron niveles de mercurio significativamente más altos que en pueblos alejados como Boca Manu o Chilive.
Las concentraciones fueron especialmente elevadas durante la estación seca.

Muestreo de núcleos de árboles. Fernanda Machicao
Liderado por Jacqueline Gerson, profesora de la Universidad de Cornell (EE. UU.), el equipo científico evaluó núcleos de tres especies de árboles amazónicos, pero solo el Ficus insipida presentó anillos de crecimiento lo suficientemente definidos como para usarse como registros ambientales.
Según el artículo original, estos árboles permiten archivar datos anuales del entorno, ofreciendo una herramienta valiosa para el monitoreo de la contaminación terrestre, un aspecto menos explorado frente a los impactos en ecosistemas acuáticos.
En declaraciones recogidas por El País, David M. Lapola, investigador del Laboratorio de Ciencias del Sistema Terrestre de la Universidad Estatal de Campinas (Brasil), advirtió que “aunque el estudio demuestra que es viable utilizar al menos un tipo de árbol tropical para ello, no está seguro de que esto funcione con todos los tipos de árboles”.
También señaló que sería relevante investigar cómo afecta la distancia desde el lugar de la actividad minera a la cantidad de mercurio presente en la madera.
Este hallazgo ofrece una alternativa eficaz y de bajo costo para el monitoreo de la contaminación por mercurio en regiones de difícil acceso.
El metal, al ser liberado en forma de gas, puede ser absorbido por las hojas de los árboles y almacenado en el tronco a través del floema (tejido conductor encargado del transporte de nutrientes orgánicos e inorgánicos).
Aunque el proceso fisiológico aún no se comprende completamente. Jacqueline Gerson concluye que el uso de esta información puede facilitar estrategias regionales para enfrentar uno de los mayores desafíos ambientales de la Amazonía.
Fuente: Publicado en El País por Constanza Cabrera https://acortar.link/g5qnR7